sábado, 23 de julio de 2016

Discapacidad y gerencia social

Por Econ Juan Solórzano Arévalo

Contexto general
.-El movimiento social de las personas con discapacidad (PCD) en el mundo, ha tenido un proceso evolutivo que ha ido visibilizándose paulatinamente a partir de que se comienza a discutir la situación médica y socio económico de estas personas en Europa y Estados Unidos. Con el nacimiento de la sociología moderna en el siglo XVIII, se establece que las PCD además de recibir limosnas o estar confinados en reclusorios para enfermos, deberían estar capacitadas para el trabajo (Gómez, 2001) Es a partir de la aparición de los derechos de los trabajadores en el siglo XIX y XX, cuando se constituyen talleres protegidos por el Estado para las PCD y las técnicas en ortopedia y rehabilitación permiten una mayor integración laboral y social de este grupo social. A partir de este contexto en los países desarrollados, el concepto de rehabilitación (enfoque médico) no solo implica un esfuerzo de mejora en la salud física, psicológica y educativa, sino que conlleva a que el Estado recibe un retorno de su inversión en la rehabilitación, una vez que la PCD se ha integrado al trabajo y paga sus impuestos sean estos directos o indirectos   (Gómez, 2001). En contraposición esta  concepción de tratamiento a las PCD en América Latina, es sustancialmente limitada porque algunos Estados, tienen limitaciones institucionales, de recursos humanos, económicas y de adecuadas políticas públicas que hace que sus intervenciones se circunscriban a acciones  preventivas básicas como son campañas de vacunación, nutrición y acceso físico urbanístico y arquitectónico, “que los conduce a relegar en las redes informales de la familia y la comunidad, muchas de sus responsabilidades, sin realizar inversiones técnicas sustanciales” (Alva, 2011) Otros países de la Región de situación intermedia han hecho esfuerzos adicionales  a las acciones preventivas básicas, como lo señala Alva, pero que aún sus esfuerzos son insuficientes para cubrir todas las demandas de las PCD.
Desde hace un buen tiempo, las entidades públicas en Perú, encargadas de promover el desarrollo integral de las personas con discapacidad, vienen realizando diversas acciones, como promover políticas, planes, programas y proyectos.  Sin embargo uno de los grandes déficits para la toma de decisiones de políticas públicas relacionadas al colectivo con discapacidad, son la falta de estadística precisa sobre ellos y el desconocimiento sobre la discapacidad que gran parte de los funcionarios públicos relacionados a la discapacidad directa o indirectamente, más aún si se precisa que muchas de las intervenciones de las  políticas públicas, tuvieron un sesgo orientado a identificar y atender la problemática de la deficiencia, sin considerar factores sociales, culturales y económicos, que influyen a la calidad de vida de las PCD.

Nicholas Kaldor (1939) señalaba que una política pública es deseable en tanto esta produzca compensaciones o no empeoren la situación de  los menos desfavorecidos. Pero además agregaría que una política pública tiene que ayudar a contribuir a mejorar la distribución de los recursos y generar oportunidades entre los ciudadanos. Para que ello suceda tenemos que tener una clase política y de funcionarios públicos, con capacidad técnica y de liderazgo que genere políticas y toma de decisiones eficientes y eficaces que afine mejor el rol del estado.
En el Perú, abundan planes y leyes tanto nacionales como internacionales firmados por el Estado Peruano, que favorecen a las PCD, todas estas normas y directrices en su gran mayoría fueron impulsados por el movimiento asociativo con y para discapacidad. Sin embargo los que toman las decisiones sobre los presupuestos públicos, no necesariamente asignan recursos económicos para que se realicen acciones a favor del colectivo, principalmente porque  no se ha desarrollado una adecuada identificación de la realidad de las personas con discapacidad. Esto se ve reflejado por ejemplo que los programas sociales existentes, no incorporan adecuadamente  a las PCD dado que el Sistema de Focalización de Hogares (SISFOH) no registra adecuadamente preguntas, metodologías ni estrategías que permitan una identificación  de las PCD; evidentemente se constata lo que señala Kaldor, que las  políticas públicas no producen compensaciones sino que algunas veces lo empeora o mantiene el statuo quo como es la exclusión gran parte de las PCD.
Avances en la atención del Estado ha habido evidentemente en relación a la atención al colectivo con discapacidad, a través de programas presupuestales, proyectos y el programa social Pensión No Contributiva, por citar algunos pero en líneas generales  “Sin embargo, aún no se ha logrado un Estado que actúe de manera articulada y eficiente, sobre todo en la provisión de bienes y prestación de servicios de carácter social. Es por ello que los ciudadanos y ciudadanas aún no sienten que el Estado está presente y si está, éste no les brinda servicios de calidad” (Secretaría de Gestión Pública, Presidencia del Consejo de Ministros de Perú, 2012)

Si miramos el conocimiento de entidades públicas relacionadas directa o indirectamente a la discapacidad desde las PCD, a partir de la Encuesta Nacional Especializada en Discapacidad-ENDES 2012, encontramos que “El 17,3% de personas que tiene alguna discapacidad manifestó conocer algún tipo de institución u organismo de apoyo a las personas que padecen alguna limitación, en tanto que el 81,7% respondió no conocer ninguna institución ya sea de carácter público o privado” (Instituto Nacional de Estadística en Informática del Perú-INEI, 2014). Otro dato resaltante de la ENDES 2012, es que al preguntar si  la PCD era “usuario de algún programa social, alimentario, educativo, inserción laboral, asistencial y otro tipo, solo el 11,6% de las personas con discapacidad manifestó ser usuario de algún programa social”
Mención aparte es necesario resaltar la escasa incidencia en la calidad de vida de las PCD de las políticas públicas de ciencia y tecnología en el Perú. En diversos capítulos  del informe mundial sobre la discapacidad, se hace mención sobre la necesidad de que todas las entidades públicas y privadas, relacionadas a la salud, accesibilidad, educación y trabajo, efectúen investigaciones científicas y tecnológicas, que permitan mejorar diversos aspectos de la vida diaria de las PCD.  El informe cita  por ejemplo que en cuanto a los obstáculos en rehabilitación para la investigación “se incluyen el número insuficiente de investigadores sobre la rehabilitación, la falta de infraestructuras para capacitar y orientar a los investigadores y la ausencia de relaciones de asociación entre las disciplinas pertinentes y las organizaciones que representan a las personas con discapacidad” (Organización Mundial de la Salud, 2011)

El Perú en materia de investigaciones en ciencia y tecnología ha centrado mucho sus políticas públicas y financiamiento en el apoyo al sector productivo, creando para ello instancias gubernamentales y fondos concursables que han ido generando investigaciones para dicho sector. Esto obedece a que las prioridades de investigación han sido orientadas a generar un aparato productivo que genere empleo principalmente en el país, tal como lo proponen el Plan Nacional de Diversificación Productiva, el Programa Nacional de Innovación para la Competitividad y Productividad (Innóvate Perú), el Programa Nacional de Innovación Agraria, que contempló para el año 2015, cuatro concursos de proyectos de investigación y desarrollo, etc., por citar algunos de los esfuerzos gubernamentales relacionados al fomento científico y tecnológico.

La Gerencia social y la discapacidad
.-En la administración pública peruana, los conceptos y aplicación de gerencia social no tienen una larga trayectoria, porque como herramienta de gestión social, se comienza a aplicar a partir de la década de los 90, cuando se  desarrollan los primeros programas sociales,  a raíz de las reformas neoliberales emprendidas por el gobierno de Fujimori. Los planteamientos de políticas sociales y gerencia social que impulsaron el Banco Interamericano de Desarrollo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD y la Comisión Económica de América Latina y el Caribe-CEPAL, surgieron porque los “problemas como la pobreza, la inequidad, el monto del gasto social en América Latina y los pocos efectos que este tenía en la modificación de las condiciones de pobreza y marginamiento” (Serrano, 2012)hacían imprescindibles nuevas propuestas de políticas de protección social.

Los fondos de compensación social como FONCODES, en el caso de Perú y la transferencia condicionada de dinero, en las décadas de los 80 y 90, fueron las expresiones de esas redes de protección social que se impulsaban y que tenían la misión paulatina de cambiar el enfoque asistencialista que tenían los programas sociales por otro de inversión en capital humano “con miras a mejorar las perspectivas de desarrollo y enfrentar los niveles de pobreza en el largo plazo” (Vasquez, Gerencia Estratégica de la Inversión Social, 2009)
Según Vasquez, el gasto social se dirigió a cinco áreas principales como son: Control de daños nutricionales en menores de tres años y otros grupos en riesgo, salud básica para todos, educación básica para todos, mecanismos de solución de conflictos, e inversión social adicional. Posteriormente señala que con el establecimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio-ODM, donde se establecieron unas metas y objetivos de desarrollo orientados a disminuir principalmente los indicadores de pobreza y pobreza extrema, se impulsaron una serie de mecanismos de coordinación intersectorial y acuerdos políticos en el país, con el objetivo de contar con un Estado más eficiente, transparente y descentralizado, orientado entre otras cosas a cumplir los ODM.
Sin embargo los ODM a pesar de contar con un marco de políticas sociales globales muy importantes, la temática de la discapacidad y la población con discapacidad, no aparecían precisados con su propia problemática, muy por el contrario el colectivo estaba incluido en el grupo de poblaciones pobreza y pobreza extrema, lo cual no hubiese tenido mayor relevancia, si es que a nivel del Perú, se hubiese identificado o diagnosticado  claramente a la población con discapacidad. “Una gestión eficiente de las redes de protección social depende fundamentalmente del conocimiento de la población a la que se pretende llegar, pero además de la capacidad de gestión de la institución encargada” (Vasquez, Aprendiendo de las Redes de Protección Social de América Latina y El Caribe, 2009)

La Gerencia social, normas legales y políticas públicas
.-Las personas con discapacidad en el Perú a nivel de la protección legal han tenido una progresiva formulación  y aplicación de las mismas. En el año 1944, se promulgo la Ley 10123, que establecía un impuesto a la cerveza en beneficio de las personas con discapacidad visual. En el año 1963, se promulga la Ley 14569, que señalaba que las entidades públicas deberían dar trabajo a las PCD, previa acreditación laboral. Posteriormente en 1985, con la dación de la Ley 24067, Ley de Promoción, Prevención, Rehabilitación y Prestación de Servicios al Impedido, a fin de lograr su Integración Social, se establece una serie de obligaciones por parte del Estado en sectores de salud, vivienda, educación y trabajo, para atender a las PCD. Se crea con esta norma el Consejo Nacional para la Integración del Impedido como ente rector en discapacidad, que debía planificar, organizar, promover y hacer seguimiento a las políticas públicas en discapacidad a nivel nacional. Si bien es cierto que la Ley promovía en diversos sectores la integración de las PCD, su enfoque principal de la norma estaba muy ligado al concepto de rehabilitación física. Posteriormente en 1987, se vuelve a emitir una nueva norma legal, la Ley 24759, Ley que “Declaran de interés social la protección, atención y readaptación laboral del impedido”  que replantea la atención laboral  a las PCD y que entre otras cosas indica que el Estado a través de sus respectivas entidades encargadas del tema, replanten programas generales y especiales de formación, capacitación técnica, adiestramiento laboral y readaptación social sin costo alguno para el impedido, así también se crea el Fondo de Promoción de Empresas para Impedidos, para la promoción de empresas promocionales para impedidos. En el año 1998, se expide la Ley 27050, Ley General de la Persona con Discapacidad, que deroga la anterior Ley 24067, y que entre otras cosas  crea el Consejo Nacional de Integración para la Persona con Discapacidad y se establece que las municipalidades deberían de crear las Oficinas Municipales de Atención a las Personas con Discapacidad-OMAPEDs y posteriormente se señala que los gobiernos regionales, también deberían crear las Oficinas Regionales de Atención a las Personas con Discapacidad-OREDIS. Sigue en la ley el énfasis de promover acciones de prevención y tratamiento de las discapacidades, así como la integración laboral y el fomento de la accesibilidad urbanística y arquitectónica. El fomento de la investigación científica, sigue en el ámbito médico, igual que en la anterior Ley 24067.

En el año 2012, la Ley 29973, Ley General de la Persona con Discapacidad, deroga a la antigua Ley 27050 y establece un marco institucional como el Sistema Nacional  para la Integración de la Persona con Discapacidad (Sinapedis) entre el CONADIS, los gobiernos regionales y municipalidades, así como algunas entidades de los sectores públicos de salud, educación, trabajo y Vivienda, que permitirían articular acciones de políticas públicas, programas y proyectos a favor de las PCD.
A nivel de políticas públicas, plasmadas en planes nacionales, regionales o locales, podemos encontrar que si bien es cierto que algunas mostraron gran  intención de aplicabilidad y relativa efectividad, mostrando un intento por parte del Estado en atender a las PCD desde diversas intervenciones sectoriales, regionales o locales como  el Plan de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad 2009-2018 (PÍO), éste presento algunas deficiencias de aplicabilidad como los señala Del Aguila:
  1.   “débil y defectuoso funcionamiento de la Comisión Multisectorial encargada de la implementación y seguimiento del PÍO, así como con las debilidades técnicas e institucionales del CONADIS, Secretario Técnico de dicha Comisión Multisectorial. Esto se traduce en carencias y debilidades de liderazgo y de acompañamiento técnico para incorporar los criterios de inclusión y de desarrollo inclusivo en el resto del sector público y en las instituciones del Estado, en sus diferentes niveles: locales, regionales y central”
  2.          “falta de conocimientos, prejuicios y falta de voluntad política de los tomadores de decisión de los diferentes sectores del Estado. Esto se traduce en discriminación y carencia de compromisos presupuestales para ejecutar las actividades identificadas en el Plan de igualdad de oportunidades”
  3.    “escasa participación y compromiso de las propias personas con discapacidad y sus organizaciones, en este proceso de diseño, implementación y monitoreo de las políticas públicas sobre discapacidad. Esto se traduce en la ausencia de iniciativas, opiniones y medidas de presión, eficientes y eficaces, de los principales representantes de la población interesada y beneficiaria del proceso de diseño, implementación, monitoreo y evaluación permanente de estas políticas sobre discapacidad impulsadas por el PÍO” : (Del Aguila Umeres, 2011)

Este resumen de algunas normas y planes presentado sobre los derechos de las PCD, indica que el Estado Peruano,  paulatinamente ha ido implementando políticas públicas a favor de este colectivo, con gran énfasis en los sectores de salud, educación, trabajo y accesibilidad, pero que no necesariamente  han podido cumplir con todos los compromisos estipulados en ellos.

Según el Instituto Interamericano para el Desarrollo Social y Económico-INDES,  la Gerencia Social está intersecta por  tres campos del conocimiento: El Desarrollo social, la política pública y la gerencia pública (Karen Mokate, 2006) y estos tres campos no pueden actuar solos sino simultáneamente. En el caso del tratamiento de la discapacidad en el Perú, se puede apreciar que estos tres campos, actualmente no siempre se han intersectado, porque por un lado aún en muchas entidades públicas y privadas relacionadas directa o indirectamente a la discapacidad, el enfoque médico rehabilitador preside sus acciones públicas, cuando desde el año 2006  en las Naciones Unidas, se aprueba  la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo, se establece que los Estados firmantes, entre ellos el Perú, el enfoque del modelo social de la discapacidad, es el enfoque que debería estar presente en las distintas políticas públicas sobre discapacidad. Este modelo social establece “que las causas que originan la discapacidad no son ni religiosas, ni científicas, sino que son, en gran medida, sociales. Desde esta filosofía se insiste en que las personas con discapacidad pueden aportar a la sociedad en igual medida que el resto de personas —sin discapacidad—, pero siempre desde la valoración y el respeto de la diferencia” (Palacios, 2008)

Para la Gerencia Social, la Gestión Pública es “un campo altamente interdisciplinario que propone prácticas para coordinar y fortalecer la producción de ciertos tipos de comportamiento, relaciones y decisiones y para resolver distintos tipos de problemas, con el fin de coordinar eficaz y eficientemente un sistema de intervención pública”. (Karen Mokate, 2006, pág. 8) En la implementación del PÍO vimos por ejemplo como las deficiencias de gestión pública se presentaron a distintos niveles de gobierno o  si analizamos la gestión de las Oficinas Regionales y Municipales  de Atención a las Personas con Discapacidad, encontramos que éstas funcionan muy limitadamente y no están creadas en todas las provincias y distritos del país. Hasta el año 2015, solo 750 OMAPEDs a nivel nacional habían sido creadas, de un total de 1800 gobiernos locales y 24 OREDIS según información proporcionada por el CONADIS. Cada año la Ley General de Pressupuesto de la República, propone que tanto los gobiernos regionales como locales, deben asignar el 0.5% de su presupuesto institucional para mejorar  la accesibilidad urbana y el financiamiento de sus OMAPEDS y OREDIS, sin embargo muy pocos gobiernos locales y regionales cumplen a cabalidad con dicha disposición complementaria, entre otras cosas por que esta norma no tiene carácter imperativo u obligatorio.

Gerencia social desde el enfoque público
.-La gerencia social tiene distintos enfoque de tratamiento, siendo uno de ellos  el enfoque público donde la  gerencia social “es el manejo de los "asuntos públicos" en una sociedad. Lo público es el campo de encuentro entre los intereses "comunes" de los diferentes actores sociales”. (Serrano, 2012, pág. 52)  Uno de los actores como son los gremios de y para PCD además de realizar acciones reivindicativas a todo nivel de gobierno, también ha evidenciado la necesidad de fortalecer sus capacidades de gestión, organización y planificación. En este contexto el desarrollo y presentación de proyectos tanto de inversión pública como  de cooperación internacional, es uno de los temas que mayor demanda  generaron  y que en muy pocas ocasiones las entidades públicas han ayudado a potenciarlo de tal forma que se cumpla con dos conceptos básicos sobre este tipo de enfoque, como son la gestión participativa y la concertación. Serrano señala que la gerencia social, está en una búsqueda permanente del bien común, pero para hacerla realidad, se debe recoger lo que la colectividad considera valioso y necesario, evidentemente aún no se logra llegar a buenos niveles de participación y concertación esperados entre el Estado y el colectivo con discapacidad.

Gerencia social centrada en el enfoque de las políticas sociales e innovación social
.-Desde el enfoque de las políticas sociales no será posible solucionar los problemas de un grupo social específico, si entre las prioridades de apoyo, no está el de fortalecer el capital social. “Lo fundamental de la gerencia social es entonces formar capital social, en otras palabras, crear u orientar a las organizaciones sociales para que influyan y tengan capacidades de incidir efectivamente en el proceso de formación de las políticas sociales que les afectan como colectivo” (Serrano, 2012, pág. 59).
Si se analiza  el proceso histórico de los movimientos sociales en el Perú, estos tienen relación directa con los acontecimientos sociales, políticos y económicos que dieron pie a su formación. Por ejemplo en la década del setenta del siglo pasado,  el debate político se centró en la equidad y la desigualdad, antes que la reducción de la pobreza, aunque estos estaban íntimamente ligados. Los movimientos sociales en boga fueron  los agrarios, sindical y barrial.  En la década de los 80 los movimientos de derechos humanos, feministas  y de mujeres marcaron la pauta de las movilizaciones sociales. A partir de la década del 90 y a principios del año 2000, cuando se comienza a implementar los  programas sociales de reducción de la pobreza, se promueve desde el Estado la participación ciudadana a través del Presupuesto Participativo, los Consejos de Coordinación Local (CCL) y los Concejos de Coordinación Regional  (CCR). En este contexto si bien es cierto que ya existían organizaciones de personas con discapacidad  que confluían en movilizaciones a favor de implementar sus derechos, éstos no lograron consolidar un movimiento social como tal que logre un proceso de “acumulación de capital social” capaz de  generar cambios más integrales hacía una sociedad más inclusiva.

La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, en toda la extensión de su  artículo 28, insta a los gobiernos, a asegurar la plena participación de las PCD, en los distintos programas sociales existentes, que les permitan mejorar su calidad de vida; pero como siempre ha sido una constante ha sido el colectivo con discapacidad el que ejerció la presión respectiva con propuestas para que  la Convención se cumpla aunque no en su integridad.
La problemática de la discapacidad, debe ser asumida como una construcción de la ciudadanía, en el sentido de que sea “capaz de descubrirse a sí mismo como parte de un colectivo que puede contribuir a construir una sociedad más justa, más inclusiva, más abierta a la integración social”
Esta ciudadanía del que hablamos debe potenciar además, el movimiento social del colectivo con discapacidad, diferenciándolos en cuanto a su identidad y propuesta de los demás movimientos sociales existentes en el país, como son los sindicales, agrarios, comedores populares, etc., sin que parezca excluyente a las demás reivindicaciones de los otros grupos sociales.
La gerencia social desde el enfoque de innovación social, plantea que las relaciones Estado-Sociedad Civil, tienen que tener un relación de construcción de ciudadanía y desarrollo comunitario integral, lo cual va a permitir procesos de innovación social, para ello al interior del mismo colectivo con discapacidad se debe alentar también las interpretaciones críticas bio sicosociales y económicas de los distintos tipos de discapacidad, para que a su vez puedan formularse políticas públicas, precisas y acordes a la realidad del colectivo.


Conclusiones
.-La gerencia social desde distintos enfoque puede brindar una serie de interpretaciones y propuestas que permitan mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad, sus familias, organizaciones y entorno en general, para ello debemos considerar varias cuestiones claves a tener en cuenta
  1.  Un primer aspecto es que los gremios de PCD no saben hacer formular perfiles de  proyectos o programas sociales diversos  que les permitan llegar con adecuadas propuestas a las autoridades respectivas, tienen ideas, propuestas básicas de la vida cotidiana, pero es necesario darles forma técnicas y presupuesto. 
  2.  Un segundo aspecto está relacionado al nivel de asociaciones de los gremios de PCD que en el Perú,  es muy fragmentario y débil institucionalmente en la gran mayoría de casos; que se debe superar.
  3. En relación a las entidades públicas y sus funcionarios relacionados a la discapacidad, éstas adolecen de conocimientos sobre discapacidad o son muy elementales que no permite que  tengan la capacidad de formular propuestas de políticas, programas y proyectos adecuadamente.
  4. Si solo el colectivo “aparece” en el grupo de poblaciones vulnerables o pobreza o pobreza extrema o agrupada dentro del concepto de exclusión social, la temática de la discapacidad se  diluye en estos conceptos amplios y por lo tanto  su enfoque y mecanismos de protección de sus derechos son laxos e ineficaces. “La discapacidad participa de la exclusión social, pero esto no debe servir para borrar su identidad como hecho social singularizado con entidad propia” (Perez, 2012)
  5. La temática de la discapacidad, aún no es  un eje transversal en las políticas generales, sectoriales y los planes de desarrollo concertado local y provincial y demás políticas de fomento al desarrollo, por lo que plantear esa transversalidad implica asumir que no se trata de formular políticas de manera ligera, sino que se debe “ lograr movilizar a todos los actores en la solución, especialmente a las poblaciones de participantes” (Serrano, 2012, pág. 70)


Referencias bibliográfica

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