Por Juan Solórzano Arévalo
.-Dos
noticias aparecidas en los diarios de comunicación social escrita nos llamaron
la atención por su importancia en el debate sobre el desarrollo del país.
La
primera es que en el año 2013 la Región Arequipa tuvo un “elevado
crecimiento económico, bastante mayor al promedio del país. Según el Índice
Compuesto de Actividad Económica (ICAE) del IPE, Arequipa se expandió 13% en el
tercer trimestre del 2013, comparado con el mismo trimestre del año anterior
(ver cuadro). Este crecimiento señala una aceleración con respecto al ya
elevado crecimiento de 12.4% acumulado en los primeros nueve meses del 2013.
Estimamos que Arequipa ha sido una de las regiones con mayor crecimiento en el
2013, con un ritmo cercano al doble del estimado para el Perú”. (Diario
Gestión-Enero 2014)
Y
la otra noticia es que la Alianza del Pacífico, buscará cubrir el mercado asiático,
para lo cual los presidentes de Perú, Colombia, Chile y México se van a reunir
en Cartagena de Indias para concretar la baja de aranceles y la visa libre. (Diario
El Comercio-Febrero 2014)
Estas
dos noticias tienen una relación directa e indisoluble, porque refleja que el
país está efectivamente creciendo, producto de una política económica que
trasciende varios gobiernos.
Sin
embargo si analizamos desde los conceptos del rol del estado y las fallas del
mercado en estas dos noticias, encontraremos varios aspectos a tener en cuenta
al momento de afinar o reformular la política económica del país.
Un
primer aspecto, está relacionado al
crecimiento económico de Arequipa y su comparación con el resto de regiones del
país. Según diversos estudios económicos sobre el tema, indican que ocho
ciudades de la costa y dos de la sierra, se ubican en las 10 ciudades más
desarrolladas. Las ciudades de la selva están rezagadas y aunque su desempeño
económico no ha retrocedido como en Cajamarca, su progreso económico es muy lento.
En
este contexto se puede afirmar que el estado peruano en su rol de provisión de
bienes públicos, corrección de fallas de mercado, provisión de bienes
meritorios e integridad organizacional ha
tenido una intervención desigual por la cual no se ha logrado una articulación
económica y social aceptable entre todas las regiones del país. Por un lado hay
mayores infraestructuras viales, servicios públicos de salud, educación, etc., en
estas ciudades de la costa y sierra,
pero en general el nivel de su economía regionales, son aún primarios y de una
reducida innovación tecnológica, lo cual apropiadamente podemos decir que estos
lugares son polos de desarrollo de nivel básico. Esto es importante precisarlo
porque lo que sucede como desarrollo económico y social en el país, esto se
proyecta en las relaciones económicas con los demás países del mundo.
El
Perú ha firmado como 14 tratados de libre comercios con países y bloques económicos
y según el balance entre lo exportado podemos decir que seguimos siendo
productores primarios con un escaso nivel de producción agregada. ¿Es
sustentable y viable este actual modelo de desarrollo?
Evidentemente
cuando tenemos una Colombia, Chile y México que integran la Alianza del
Pacífico las asimetrías de desarrollo saltan a la vista con respecto al Perú,
porque precisamente el modo como está siendo direccionado su modelo de desarrollo, no ayuda mucho a ser
un país más competitivo por lo menos a nivel de este bloque regional. Hausmann
y Klinger (2008) señalan en un trabajo sobre exportaciones en Colombia, que “los países convergen hacia el nivel de
ingreso implícito en su canasta de exportaciones”, esto quiere decir que
los países con canastas de exportación poco sofisticadas, se quedarán rezagadas
en el desarrollo.
Nicholas
Kaldor (1939) señalaba que una política pública es deseable en tanto esta
produzca compensaciones o no empeoren la situación de los menos desfavorecidos. Pero además
agregaría que una política pública tiene que ayudar a contribuir a mejorar la
distribución de los recursos y generar oportunidades entre los ciudadanos. Para
que ello suceda tenemos que tener una clase política y de funcionarios
públicos, con capacidad técnica y de liderazgo que genere políticas y toma de
decisiones eficientes y eficaces que afine mejor el rol del estado y corrija
las fallas del mercado en el modelo de desarrollo económico descrito del país.
Y
aunque parezca algo insulso mencionarlo en el debate económico está aún como un
tabú en la clase política el de hablar de procesos de planificación pública a
distintos niveles, porque se dice que planificación es ahora sinónimo de mas
estado y menos libertad individual. Otros van más lejos e indican que los
sistemas de pagos obligatorios como son los impuestos y aportes a la seguridad
social generan enormes distorsiones que llevan a menos desarrollo económico.
Salin (2000)
En
un informe sobre el impacto de los proyectos de inversión pública efectuado por
el Ministerio de Economía y Finanzas en el 2010 para las regiones de Ayacucho,
Apurímac, Huánuco, Huancavelica, Ica, Junín, Lima y Pasco-PCM, entre otras
cosas señalaba que:
1.
Aún
persiste la atomización de proyectos por la carencia de proyectos de impacto
regional.
2.
No
se cumplen a cabalidad los acuerdos y compromisos de los procesos
participativos.
3.
Falta
de cultura de gestión, se tiene que ver como un proceso de proyectos.
4.
Gobierno
Regional no potenciado con personal técnico profesional aunado a la falta de
capacitación y entrenamiento en los diferentes sistemas administrativos.
5.
Mercado
regional y local de bienes y servicios limitados.
6.
Atomización
y fraccionamiento de la Inversión Pública.
7.
Desproporcionalidad
entre la ejecución física y financiera.
Está
claro que en este panorama descrito los mecanismos institucionales para la
planificación y espacios de reflexión no existen como tales, razón por la cual
persisten las preguntas relacionadas a esta situación como son ¿Quién decide,
qué y cómo?
Sobre
todo si a esto agregamos que al existir poblaciones en situaciones de pobreza y
pobreza extrema la libertad a decidir su propio destino, se reduce a la mínima
expresión, por lo tanto están sujetos a externalidades negativas más aún cuando
el estado peruano no termina por
consolidar o armar adecuadamente mecanismos de administración de riesgos
sociales.
Un
aspecto que me parece crucial señalar y que influye en el desarrollo económico
moderno es la participación de la ciudadanía a través entre otras cosas de su
opinión pública. La opinión pública es
una dimensión del poder político, y eso
lo saben los que están en el congreso, gobierno y partidos, lo han usado antes
y lo seguirán usando siempre. En segundo lugar aquella opinión pública que hoy se
despotrica, por ejemplo de los que están
en contra de los proyectos mineros, es
la misma que existe en todas partes del mundo, y no es inherente
solo al Perú. Aunque opinión pública es mucho más de los que se ha señalado, es
decir incluye también a aquel público atento y que vota en las elecciones. Señalo
este tema de la opinión pública, porque evidentemente muchos proyectos de
desarrollo pudieron haberse iniciado hace décadas en distintos lugares del
país, pero lamentablemente por no haberse llevado procesos de comunicación y
participación con la población anticipada y adecuadamente principalmente por
las autoridades políticas, es que aún tenemos visiones fragmentadas y
contrapuestas entre una región y otra, sobre el desarrollo del país y los roles
que juega el estado en sus distintos niveles.
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