martes, 3 de junio de 2014

Sistema financiero y sus inicios en la República

Por Juan Solórzano Arévalo
.-El verdadero inicio de la banca peruana, comienza con la bonanza del guano, a través del cual se hicieron las transacciones comerciales que muchas veces eran contrarios a los intereses del país. Esto fue así porque “los sobornos en los contratos públicos, particularmente los de las exportaciones de guano, se dispararon en las décadas de 1840 y 1850, a medida que la renta guanera crecía” (Quiroz, 2013). Los controles que supuestamente debía imponer el Estado a la forma como debía trabajar un banco, en aquellos tiempos se consideraba inadecuado, porque se pensaba que la relación banco-cliente era solo un asunto privado. La guerra del Pacífico contribuyo a la crisis total bancaria del país, por lo que su recuperación posteriormente fue lenta, dirigiéndose a financiar exportaciones agrícolas de la costa norte y la costa central.
A inicios del siglo XX, se crea los Bancos de Reserva, hipotecario y agrícola, con el fin de dar al estado un importante rol regulador y de fomento en el ámbito financiero, sin embargo esta estructura financiera y aparato estatal, se vió afectada por las dificultades económicas externas y fiscales en el periodo de 1927-1930. Sin embargo si hacemos un balance del funcionamiento de estos bancos desde los años 30 al 50, encontraremos que sus préstamos fueron a parar a los grandes negocios azucareros y de algodón y se concentraron el 70% en Lima, 10% la costa norte y 7% Arequipa. Siendo el sur andino y la amazonia las zonas menos atendidas (Orrego, 2012) Esta situación 48 años después tampoco cambio, pues Lima Metropolitana seguía concentrando cerca del 80% de las colocaciones y depósitos del sistema bancario del país (Figueroa, 2001).  Y en el 2009 Lima-Callao concentraban el 86.8% del total de depósitos bancarios del país (Palomino, 2013). Una de varias explicaciones a esta anomalía económica, es que evidentemente al tener Lima, aún una gran concentración productiva y comercial, las entidades financieras tenderán a hacer operaciones, donde puedan tener mayores rentabilidades. Un último aspecto a observar es que actualmente los medianos empresarios, pagan cuatro  veces más por sus créditos y el micro empresario seis veces más, respectivamente que una corporación. Es lo que ha venido a llamarse el “subsidio” crediticio de los pequeños y medianos a los grandes negocios. “Como el sector corporativo tiene la posibilidad de “acudir al mercado de capital y vender bonos en vez de pedir prestado”, los bancos están forzados a reducir sus tasas para atraer a los grandes clientes. Esa concesión hace que las empresas financieras efectúen “una  especie de subsidio, subiendo las tasas de interés de los pequeños clientes, que no tienen otra opción para conseguir dinero”, y así mantener sus márgenes de ganancias”   (Ortega, IDL Reporteros,  2011).
Este breve panorama nos indica que los bancos mantienen una estructura oligopólica que limita la competencia y que están conformes con mantener su rentabilidad, sin tener mayor necesidad de mejorar su eficiencia y que el estado aún se mantiene débil para regular adecuadamente esta situación que implica promover además promover un mercado de valores, que sirva como fuente de financiación alternativa.



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