sábado, 23 de enero de 2016

¿Dimensión del Estado importa en el desarrollo de un país? (parte 1)



Por Juan Alejandro Solórzano Arévalo

.-Desde  hace mucho tiempo atrás, se ha venido discutiendo si el tamaño del Estado, influye mucho o poco en el desarrollo socio económico de un país. Por un lado tenemos a un grupo de intelectuales y políticos neoliberales que indican que mientras el mercado pueda tener una mayor injerencia o menor participación del Estado, el bienestar de las personas va a mejorar por descarte, dado que asume que cada quien obtiene lo que desea en función a su esfuerzo personal. Y por otro lado también hay otro grupo de intelectuales y políticos, denominados socialistas, socialdemócratas o comunistas, que indican que sí importa  el tamaño del Estado (según para cada uno de ellos) para que la sociedad pueda tener acceso a las oportunidades sociales y económicas que toda persona tiene derecho intrínsecamente.
Es cierto que cada grupo aporta diversos argumentos a favor y en contra de sus posiciones, pero veamos qué hay de cierto en sus argumentos.
“El tamaño del Estado se mide a partir del GGC [Gasto Gubernamental Central] como porcentaje del PIB. El GGC incluye no sólo el gasto social (salud, educación, seguridad social, pensiones, subsidios), sino todo el gasto gubernamental, la inversión y las transferencias” (Alvaro Franco, 2004)
En una revisión histórica de los países tanto desarrollados como en vías de desarrollo, tanto de Europa,  Asia, Norteamérica, Sudamérica, Centro América, África, Medio Oriente y Oceanía encontramos que en su gran mayoría el gasto del estado en relación a su Producto Bruto Interno varía por país, habiendo grandes diferencias en la calidad del gasto entre estos países.
Fuente:The public finances under Margaret Thatcher and under coalition-Peter Hoskin
Por ejemplo en el caso del Reino Unido el porcentaje de gasto público de su PBI entre los años 1973 y 2014, se situó en promedio en alrededor de un 44.09%.  En el periodo de gobierno de la primer ministro Margaret Thatcher que fue entre los años 1979 a 1990, aun cuando su gobierno  aplicó una serie de políticas neoliberales, con gran impulso de las privatizaciones de las empresas públicas, desregulación de los mercados, etc., el gasto público siguió siendo alto estando en un  44.6 % al inicio de su gestión para al final del mismo  situarse en un 39.4%, tal como se puede apreciar en el gráfico N° 01. (Hoskin, 2012)

El gráfico N° 02, nos muestra la evolución histórica del gasto público en términos monetarios de euros desde los años 1979 al 2014, señalando que en el año 1979, este ascendió a 139.121,8 millones de euros para luego situarse en el año 2014 en 989.975,4 millones de euros. (Fuente: Datosmacro.com)



Podría decirse que estos niveles de gasto público presentados en estos dos gráficos sobre el Reino Unido, son casi parecidos a algunos países que están situados en la europa continental, tal como se observa en el cuadro N° 01 Sobre Gasto público por Países y años  ( % del PBI)

Cuadro N° 01 Gasto público por países y años  ( % del PBI)
Año
Reino Unido
Alemania
Dinamarca
Finlandia
España
2014
43,90%
44,30%
56,90%
58,30%
44,50%
2013
44,90%
44,50%
57,10%
57,60%
45,10%
2012
46,80%
44,40%
58,80%
56,10%
48,00%
2011
46,90%
44,70%
56,80%
54,40%
45,60%
2010
48,80%
47,30%
57,10%
54,80%
45,60%
2009
49,60%
47,60%
56,80%
54,80%
45,80%
2008
46,60%
43,60%
50,50%
48,30%
41,10%
2007
42,80%
42,80%
49,60%
46,80%
38,90%
2006
42,90%
44,70%
49,80%
48,30%
38,30%
2005
42,80%
46,20%
51,20%
49,30%
38,30%
2004
42,30%
46,30%
53,00%
49,30%
38,70%
2003
41,20%
47,80%
53,60%
49,40%
38,30%
2002
40,00%
47,30%
53,20%
48,50%
38,60%
2001
39,10%
46,90%
52,80%
47,30%
38,50%
2000
37,80%
44,70%
52,70%
48,00%
39,10%
Fuente: Datos macro.com
Elaboración propia

Sin embargo debemos precisar que si a las cifras del cuadro N° 01, le quitamos los gastos de defensa nacional y nos situamos en el de protección social, encontraremos que éstos son relativamente altos en los países europeos, sobre todo los de Europa Occidental, que se sitúan en el rango del 25% y 34% del PBI,   tal como nos muestra el siguiente gráfico:


Nota: Gráfico elaborado por Ruiz Cañete, 2014

Pero “En Europa, hay grandes diferencias entre los sistemas de protección social. Los países que constituyen la Europa occidental continental (Europa para abreviar) organizan sus sistemas de protección social de distintas formas” (Alberto Alesina, 2009)
Para Alesina y Giavazzi, Europa gasta más que Estados Unidos en programas sociales y por ende sus administraciones públicas, manejan ingentes cantidades de presupuesto público, más que ninguna otra administración pública de otra parte del mundo, sostienen además estos autores que el centro del debate sobre el sistema de protección social europeo está en saber si frente a la pérdida de competitividad y escaso crecimiento de europa, vale la pena que los europeos sigan pensando en mantener estos sistemas de protección social, dado que cada año que pasa se van volviendo más complicados mantenerlos
Independientemente de las preocupaciones europeas sobre la vigencia de su sistema  de protección social, lo que se tendría que tener en cuenta es si esta ayudo a que su población goce de mayores oportunidades, acceso social y económico y en qué medida estas experiencias ayudan a América Latina a desarrollar mejores sistemas de protección social.
Un primer aspecto que resaltaría es que el dilema europeo sobre la reducción  del Estado de bienestar en Europa, que propugnaba el neoliberalismo, nunca funcionó a cabalidad porque “desde el instante en que se procedió a la desregulación total, resultó que nada funcionaba y hubo que imponer regulaciones” (Schmidt, 2013a, pág. 129) el Estado neoliberal que se promovió en los ochenta y noventa del siglo pasado en Europa, fue lo que Schmidt llama un  “neoestatismo liberal” “porque si bien el Estado se hace mucho más neoliberal, también es neoestatista. El Estado tiene una  presencia mucho mayor que antes, pero de un tipo diferente a la del pasado” (Schmidt, 2013b, pág. 130) algunos lo llaman “neoasistencialismo liberal” o inversión social a ese nuevo rol del Estado que se desarrolló en Europa y que a principios del siglo XXI, comenzó a entrar como ideología y parte de la gestión pública en el campo social en América Latina.
Un segundo aspecto es que según el Índice de Progreso Social-IPS 2015, que mide la eficacia de las políticas económicas de un país en relación al progreso social de sus habitantes, nos indica que entre los 10 primeros países de un total de 133, ocho países son de Europa,   01 de Norteamérica y 01 de Oceanía. Todos ellos según el informe han tenido un gran desempeño en el cumplimiento de las necesidades básicas, desarrollo de oportunidades y acceso diversos servicios públicos y sustentabilidad del ecosistema.

Cuadro N° 02 Los 10 primeros países del mundo con alto progreso social
Países
Noruega
Suecia
Suiza
Islandia
Nueva Zelanda
Canadá
Finlandia
Dinamarca
Países Bajos
Australia
Lugar
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Fuente: Indice de Progreso Social 2015

Y en el  otro extremo se encuentran los  10 países en los últimos lugares del total de países  existentes, que tienen el menor progreso social, de los cuales 08 son de África y dos de Asia.

Cuadro N° 03 Los 10 últimos países del mundo con bajo y muy bajo progreso social
Países
Madagascar
Nigeria
Etiopía
Níger
Yemen
Angola
Guinea
Afganistán
Chad
República Centro Africana
Lugar
124
125
126
127
128
129
130
131
132
133
Fuente: Indice de Progreso Social 2015

Según un informe del AISS, “El porcentaje medio del PIB destinado al gasto en protección social pública para apoyar la seguridad del ingreso de la población activa africana, es del 0,5 por ciento. En promedio, los gobiernos de los países de África solo dedican el 0,2 por ciento del PIB a prestaciones familiares y a prestaciones por hijos. Los promedios mundiales de estas dos partidas de gastos son mucho más altos, el 2,3 por ciento y el 0,4 por ciento, respectivamente” (Asociación Internacional de la Seguridad Social, 2014)
En cuanto al gasto público en África, en algunos países éstos son altos sobre todo por los gastos relacionados a defensa, como es el caso de Yemen y  Angola, en el resto de países,  el gasto es mucho menor en relación a los países europeos, tal como se muestra en el cuadro N° 04.

Cuadro N° 04 Gasto público ( % del PBI) de algunos países de África
Año
Madagascar
Nigeria
Etiopía
Níger
Yemen
Angola
Guinea
Afganistán
Chad
República Centro Africana
2014
14,73%
12,48%
17,71%
31,91%

26,07%

22,07%
12,59%
2013
14,89%
13,36%
17,80%
27,82%
30,80%
40,79%
25,05%
24,98%
22,88%
14,74%
2012
13,44%
14,04%
16,65%
22,34%
36,22%
41,31%
26,12%
25,03%
23,95%
16,37%
2011
14,06%
17,33%
18,23%
19,40%
29,84%
40,16%
21,48%
21,91%
22,39%
15,70%
2010
14,04%
16,65%
18,48%
20,62%
30,20%
40,03%
29,68%
20,80%
24,41%
18,60%
Fuente: Datosmacro.com

Conclusiones:

El debate ideológico que se da muy frecuentemente en América Latina, entre neoliberales y socialistas o socialdemócratas, sobre el tamaño del Estado muchas veces esta impregnado de un sesgo informativo y académico, por un lado está de aquellos que dicen a menor Estado, mejor se desarrolla la sociedad y el mercado, lo cual no es tan cierto por lo que se demuestra que en general los países más desarrollados si tienen un gran gasto público, aún en épocas en las cuales arreció las políticas neoliberales de la era Thatcher y por otro lado hay quienes dicen que debe haber una gran presencia del Estado para promover el desarrollo de un país, lo cual tampoco es tan cierto, porque en el análisis del aumento del gasto público de los países europeos occidentales, hay un manejo de políticas fiscales, educativas, empleo, etc., que permite combinar estas políticas públicas, orientadas a incrementar su crecimiento económico con el desarrollo del mercado y los subsidios sociales.

Efectivamente hay gastos y gastos público que necesariamente se tiene que analizar en relación a si contribuye o no al desarrollo de un país; no es lo mismo Yemen que en el 2013 tenía un 14.89 (% del gasto público) en gastos de defensa y 3.93 (% gasto público) en salud,  que Nigeria que en ese año para defensa destinó 3,52 (% gasto público) y 17.97 (% gasto público) para salud.

Es verdad que como lo señala el mismo informe del IPS, que el progreso social si mejora con el aumento del PIB Per cápita, “pero el crecimiento económico no lo es todo”. (Deloitte, Cisco, Compartamos, Rockefeller Foundation, Skoll Foundation, 2015) o que también puede haber buen progreso social con menor PIB Per cápita o  menor progreso social con buen PBI Per cápita, pero todo esto obedece al énfasis que cada país realiza con respecto a sus prioridades en las políticas sociales. 

Bibliografía:
Alberto Alesina, F. G. (2009). El Futuro de Europa: Reforma o declive. Milan: Antonio Bosch.
Alvaro Franco, D. G.-D. (2004). Tamaño del Estado (gasto público) y salud en el mundo, 1990-2000. Observatorio de Políticas Públicas y Salud (OPPS). , 188.
Asociación Internacional de la Seguridad Social. (3 de Diciembre de 2014). https://www.issa.int/es/. Recuperado el 18 de Enero de 2016, de issa: https://www.issa.int/html/ar2015/es/
Deloitte, Cisco, Compartamos, Rockefeller Foundation, Skoll Foundation. (14 de Abril de 2015). www.socialprogressimperative.org/es/data/spi. Recuperado el 11 de Enero de 2016, de Indice de Progreso Social: http://www.socialprogressimperative.org/es/publications
Eurostat. (16 de 12 de 2014). http://ec.europa.eu/eurostat. Recuperado el 11 de Enero de 2016, de http://ec.europa.eu/eurostat: http://ec.eurostat.eu/eurostat/statistics-explained
Hoskin, P. (17 de Octubre de 2012). Conservative home. Recuperado el 08 de enero de Enero de 2016, de www.conservativehome.com: http://www.conservativehome.com/thetorydiary/2012/10/the-public-finances-under-margaret-thatcher-and-under-the-coalition-compared.html
Ruiz Cañete, O. (2014). “INDICADORES SOCIO-ECONÓMICOS” Protección Social. La Situación de las Personas Mayores en España (pág. 9). Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.
Schmidt, V. A. (2013a). Democracia, políticas públicas y protección social en América Latina y Europa. Pactos sociales para una protección social mas inclusiva: Experiencias, obstáculos y posibilidades en América Latina y Europa (pág. 129). Santiago de Chile: Cepal.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Asalto al Estado y el Mercado en el Perú


Por Juan Solórzano Arévalo

.-Luiz Carlos Bresser-Pereira, abogado, político y economista brasileño, escribió un artículo denominado El asalto al Estado y al mercado: neoliberalismo y teoría económica[1], en la cual señala que las políticas neoliberales aplicadas en las décadas de 80, 90 y principios del 2000, en gran parte de América Latina, fueron de tal magnitud, que muchos de sus defensores pontificaron al mercado, como el principio de toda las organizaciones e incluso del estado, y por lo tanto cualquier cambio u opinión en contrario era muy subversivo mencionarlo y atentatorio a la libertad de las personas.
El Perú, a fines de los 80, se encontraba en un proceso de degradación institucional a nivel de los distintos estamentos del estado, por lo que pocos actores políticos y de la sociedad civil, apostaban por fortalecer la figura del estado, como entidad que iba a resolver los graves problemas económicos, sociales y políticos del país. La crisis de la deuda externa, la hiperinflación, la parálisis productiva del país y la guerra interna desatada por los movimientos terroristas de sendero luminoso y el MRTA, fueron los elementos que condujeron a vislumbrar una suerte de estado fallido, en proceso de progresiva descomposición. En este contexto los promotores de las políticas neoliberales en el país, aceleraron unas campañas masivas a todo nivel, mostrando las bondades del libre mercado y la reducción de las funciones del estado a su mínima expresión, como los únicos mecanismos de solución a los graves problemas descritos líneas arriba. Este asalto del estado y el mercado, del que nos habla Bresser, venía siendo impulsado desde hacía varios años atrás, cuando a fines de la década de los setenta, Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos y Margaret Thatcher, primera ministra de Gran Bretaña, pusieron en vigencia el modelo político neoliberal, mediante el cual se desregulaba el mercado, recortaba los derechos sindicales y se reducía el gasto público. Dicho sea de paso, la crisis política del modelo de desarrollo comunista y/o socialista, entraba en una  fase de agotamiento ideológico y de aplicación práctica en todo el mundo, que colaboró a la expansión de la ideología neoliberal. A principios de la década de los noventa, sobre todo en América Latina, se impuso con gran fuerza la corriente neoliberal, a través de las propuestas del Consenso de Washington, y que en el caso del Perú, se implementó con el gobierno del presidente Alberto Fujimori, quién había prometido durante la campaña presidencial la de no implementar estas políticas neoliberales, frente a su principal candidato opositor, Mario Vargas Llosa, que si creía en las políticas del libre mercado.
Fujimori, al comienzo de su gobierno comenzó a desmantelar el estado regulador, privatizar las empresas públicas, eliminar derechos sindicales, disminuir drásticamente el gasto público, y circunscribirla está a sectores básicos como son educación, salud, trabajo e infraestructura, aunque al principio dada la fuerte crisis económica del país, los recursos que se destinaban a estos sectores, fueron insuficientes.
Era evidente que estas reformas estructurales del estado peruano, eran necesarias, porque éste se había convertido en una carga pesada dado que el  “déficit económico de las empresas estatales equivalían a 5 por ciento del PBI, como consecuencia del mal manejo económico, el control de precios y el sobredimensionamiento burocrático[2]sin embargo la debilidad institucional por la que pasaba el estado peruano en aquellos años, hizo que estas reformas estructurales tuvieran cierta eficacia en algunos sectores, como los relacionados a los servicios financieros y tributarios y en otros como los de salud y educación, los procesos de cambio fuesen más lentos y muy complejos, por citar algunos casos. Esta primera etapa de reforma, lo impulso el gobierno de Fujimori, inicialmente a través de su Programa de estabilización económica, bajo la dirección del Ministerio de Economía y Finanzas  y luego el Programa de modernización del estado, en una segunda etapa lo promovió a través de la Presidencia del consejo de ministros (PCM), quedando en manos del Congreso de la República, a partir de 1996. Como afirma Cortázar (2002) "De manera global, puede señalarse que el proceso de elaboración de políticas de gestión pública ocurrido condujo solamente a cambios limitados, resultado fundamentalmente de la estrategia de enclave[3]".
A inicios del año 2000, la relación estado y mercado en el país, tuvo diversos matices o énfasis, por un lado se hizo más evidente que el estado no podía ser solo un ente regulador de la economía, sino que además entre otras cosas tenía que ser para algunos proveedor de servicios sociales con mayor cobertura y focalizados, y para otros debería universalizar los servicios sociales;  pero en ningún caso el modelo económico neoliberal, en los gobiernos posteriores a Fujimori, se alteró sustancialmente, planteándose fuertemente por diversos actores sociales en las agendas sociales y políticas las cuestiones de redistribución y la desigualdad social, que involucraban a la gran mayoría de la población peruana, que hasta el año el año 2007, se situaba alrededor del 42.4%, según el Instituto Nacional de Estadísticas del Perú-INEI.
Actualmente la misma entidad, para el año 2014, “reportó que la pobreza se redujo en el Perú a 22.7% en el 2014, desde un nivel previo de 23.9% en el 2013, lo que implica que cerca de más de 289,000 peruanos abandonaron esa situación el año pasado[4]”.
En este contexto de cifras sobre la pobreza conviene preguntarse ¿si acaso esta reducción de la pobreza, se hubiese logrado solo con la acción del mercado o el crecimiento económico? o en su defecto  fueron la complementariedad del estado y su política social, lo que ayudó a cerrar estas brechas sociales y económicos, me inclino por lo segundo porque en la actuación del estado no solo prima la lógica económica, sino también la política, entendida como el ejercicio de una ciudadanía con derechos y deberes, en busca del bien común, que tiene sus intereses contradictorios, pero que es capaz tarde o temprano de buscar consenso en torno a un contrato social, como siempre ha sucedido.
La aplicación de políticas neoliberales en América Latina y sobre todo en el Perú, evidenció niveles de  desigualdad social y económica entre distintos sectores de la población peruana. Solo cuando a las políticas de crecimiento económico, se le complemento con políticas sociales de atención especialmente a los grupos vulnerables, es que la desigualdad en el país disminuyo paulatinamente. Según Yamada, Castro[5] (2012), “entre 1,997 y 2010, el ingreso familiar real  per cápita creció en 33%, mientras que el consumo ingreso familia real per cápita  lo hizo en 14%”
Para algunos es criticable que “85 personas más acaudaladas del mundo concentran en sus cuentas bancarias la misma riqueza que 3.500 millones de seres humanos pobres[6]”, para otros como el diario El Comercio, el tema no es la concentración de la riqueza[7], ni la desigualdad,  es simplemente la pobreza y para combatir su reducción esta será posible solo con libertades económicas y elevando la productividad de las personas y las empresas (enfoque monetario de la pobreza) señalando que puntualizar estos niveles de desigualdad, atenta contra la cultura del emprendimiento, la innovación y el éxito, olvidando que muchas de las riquezas de los grandes millonarios de América Latina, se produjeron al amparo de las licitaciones, contratos arreglados con el estado, condonación de tributos o fijación de precios; un estado que podría catalogarse como depredador, tal como lo señala  Vanessa Kaiser[8] "se observa la presencia de un Estado despótico, una mentalidad extractiva y una concentración económica que no permite movilidad social, la situación de los países latinoamericanos dista mucho de acercarse al modelo de mercado neoliberal occidental".
Además es bien complicado establecer que por ejemplo en el caso del Perú muchas de las obras públicas chicas, medianas o grandes ejecutadas en los últimos 20 años éstas no haya estado exentas de corrupción, el caso Odebrecht es uno muy emblemático; para el Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, el Perú cada año pierde 3,600 millones de dólares en concepto de soborno a autoridades.[9]
El diario   menciona que si bien la actuación del estado es esencialmente política y a veces arbitrarias,  tal como lo señala Bresser  “A través del Estado, las sociedades vienen buscando regular y moldear el capitalismo en función de sus valores y sus objetivos políticos”,  también es importante indicar  que el mercado como tal es ciega a los valores políticos, como lo indica el mismo autor.




[1] Luiz Carlos Bresser-Pereira, (2009). El asalto al Estado y al mercado: neoliberalismo y teoría económica. revista Nueva Sociedad No 221, Mayo.
[2] Rosendo Paliza. Impacto de las Privatizaciones en el Perú. 2015, de Departamento de Empresas Públicas, BCR Sitio web: http://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Revista-Estudios-Economicos/04/Estudios-Economicos-4-1.pdf
[3] Juan Carlos Cortázar Velarde. (2002). Oportunidades y limitaciones para la reforma del estado en el Perú de los  años 90. Lima, Perú: CIES.
[4] Sección Economía. (2015). INEI: Pobreza en el Perú disminuyó solo 1,2 puntos porcentuales en 2014. Perú21
[5] Gustavo Yamada, Juan F. Castro y José L. Bacigalupo. (2012). Desigualdad monetaria en un contexto de rápido crecimiento económico: El caso reciente del Perú. CIES
[6] Martín Ramos, Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), Diario El Comercio.
[7] Editorial: Pobres, pero iguales (2015). Diario El Comercio 
[8]Vanessa kaiser. (2010). El Neomercantilismo como  modelo de mercado  en Latinoamérica. Revista  Pléyade, N° 05.
[9]http://gestion.pe/politica/investigaciones-corrupcion-peru-se-disparan-ultimos-anos-segun-defensoria-2189483.