En una publicación de una página
web sobre el control de precios se comentaba que los especuladores “ganan dinero a base de comprar un producto
barato, guardarlo durante un tiempo mientras esperan (especulan) que su precio
suba y, cuando lo hace, venderlo y quedarse con la diferencia[1]”
y hacía referencia como ejemplo al mercado o contratos de futuros del
petróleo donde los inversionistas efectivamente compran producciones futuras a
un precio determinado en un tiempo determinado, con la esperanza de que el
precio sea superior al pactado para poder venderlo (asumen el riesgo) o también
asegurarse con un lote de producción a un precio determinado aun cuando este
haya subido su precio (protegerse del riesgo). Puede darse también que pierda
el inversionista al bajar el precio del producto por diversas razones porque ya
pacto pagar un precio determinado. En este último caso como nada es inflexible
en los acuerdos comerciales frente a la posible pérdida se pueden producir
acuerdos entre el vendedor y el comprador para tratar de reducir el impacto de
la variación de precios. En todos estos casos entendidos la especulación se
acepta como parte del funcionamiento de un tipo de mercado que va a incidir
directamente en otros procesos comerciales y/o productivos. El tema que
deseamos debatir no es ese tipo de especulación descrita, sino aquella que se
produce cuando existe desastres naturales y el mercado de productos de primera
necesidad se ve distorsionado considerablemente. Se señala que los precios de
los productos en una zona de desastre pueden subir porque los costos de
producir, trasladarlos o comercializarlos pueden incrementarse y por lo tanto
es inevitable la subida de precios, es cierta esta afirmación y quizás en este
contexto es discutible el control de precios. Sin embargo si en una zona de
desastre como es la zona norte y centro del Perú y según información del COEN “los damnificados en el ámbito nacional
suman 156 mil 420, mientras que la cifra de afectados llega a 961 mil 113, y
las viviendas afectadas son en total 210 mil 859[2]”,
evidentemente no estamos hablando del
funcionamiento del “libre mercado” donde la demanda y la oferta se
equilibran “mutua y naturalmente” porque en casos como éstos tanto consumidores
como ofertantes salen afectados por un desastre natural de gran magnitud, sin
considerar directamente el impacto macroeconómico por ahora en este análisis. En este contexto podemos decir que
estamos ante una falla del mercado por efecto de una externalidad negativa que
afecta a todos. Para los consumidores de la zona de desastre el control de
precios a productos de primera necesidad puede surgir como una necesidad
imperiosa mientras que para los ofertantes no es posible tal medida porque se
afectaron los costos de producción. En este caso el mercado invisible no puede
solucionar solo este dilema de necesidades y producción por lo que se hace
necesario la intervención del Estado. Pero entonces alguien podrá decir que se
tiene que tener cuidado con esta intervención porque hay lo que denominan las
fallas del Estado, que no es otra cosa que una ineficiencia por una intervención
del Estado. Esta disyuntiva se podría denominar la falacia de la composición que
es asumir que lo que es cierto para una parte del sistema lo es para la
totalidad del mismo. Aquí podemos introducir otro concepto económico que se
denomina la frontera de posibilidades de producción (FPP) que indica que se
presenta una mayor y óptima capacidad de
producción en un país, cuando hay una eficiencia o mejora en los factores de
producción y la curva se desplaza a la derecha. Por el contrario cuando baja la
capacidad de producción por efectos por ejemplo de desastres naturales, la FPP
es negativa o la curva se desplaza a la izquierda porque los factores de
producción son ineficientes, insuficientes y/o inadecuados. El siguiente
gráfico es ilustrativo para entender sobre la FPP:
Las intersecciones A y B son las posibles combinaciones de
producción que se podrían generar y que generaría casi un pleno empleo.
Combinaciones debajo de la línea azul traería desempleo y un nivel ineficiente
de producción.
Viendo desde otro punto de vista
tomamos el ejemplo del fenómeno del niño en el departamento de Ica en el año de 1998, en el siguiente gráfico
encontramos que por efecto de dicho desastre natural la actividad económica de
dicho departamento cayó casi a -0.8% lo cual refleja el tremendo impacto
negativo que tuvo en la población en general. Es claro que la curva del FPP se
desplazó a la izquierda.
En el siguiente gráfico se puede
apreciar con más amplitud el impacto del fenómeno del niño del año 1998 a nivel
nacional situándose una reducción del PBI
alrededor del -0.5%, cantidad
mucho menor al fenómeno del niño de 1983 que el PBI se contrajo en un -12.6%.
Fuente: Zeolla, Nicolás Hernán; Adelardi, Ana Laura;
Caprarulo, Claudio Alejandro. "La economía de Perú y los problemas del
desarrollo". La revista del CCC [PDF]. 2015
Se dice que la inflación en una
situación de control de precios sería muy alta porque habría mucha demanda de
productos que harían subir su precio. Si una se fija en el gráfico sobre la
inflación en el Perú entre los años 1980 y 2000, se puede ver la inflación más
alta que se tuvo fue en el año 1990 con un 7,4282% producto de una política
económica y convulsión social que se vivía en aquel entonces. Cuando se observa
la inflación en los años cuando hubo desastres naturales se observa que la del
año 1998 que fue de 7.3% ha sido muy baja en relación al año 1983 que tuvo
111.2%.
En resumen sobre la inflación sus efectos tienen que ver con otros factores
macro económicos como la inflación
monetaria, de demanda, de costos, estructural, inercial y de otros factores
como las sociales, culturales, políticas que
resumirlo solo a un posible control de precios si se diera en épocas de
desastres no es del todo cierto. Incluso si solo se señalara que la inflación
vendría por el lado de la demanda, esta puede provenir de varios sectores como
son: Por parte de las familias: productos
y servicios finales, o sea, de bienes y servicios de consumo; por parte de
empresas para ampliar su capacidad productiva, es decir, inversión; por parte
del gobierno, que puede ser inversión productiva o bien gasto que no aumentará
directamente la oferta global del país; por parte del sector externo, es decir,
exportaciones.[3]
Gonzalo Llosa señala a propósito
del “niño costero” y la inflación del mes de marzo en la zona norte del Perú
que estos desastres han ocasionado un incremento de la inflación en alimentos y
bebidas y que a nivel geográfico las ciudades del norte del país como son Piura,
Trujillo y Chiclayo experimentaron tasas inflacionarias mayores al 2% mensual
en comparación con ciudades del sur y algunas ciudades de la zona de selva del
país que tuvieron por debajo del 1% mensual y no fueron afectadas por el
fenómeno climático. El siguiente gráfico ilustra de manera clara lo señalado
por Llosa[4].
Fuente: Semana Económica-Abril 2017 |
Es necesario aclarar que el
incremento de la inflación focalizada en zonas de desastre es temporal hasta
que todo el aparato económico-productivo vuelva a funcionar en un contexto de
economía de mercado. La cuestión es saber si al introducir el control de precios
temporal a productos de primera necesidad la inflación se incrementaría mucho
más o sería irrelevante.
Un detalle adicional que se puede
deducir es que los desastres naturales son focalizados y por lo tanto en términos de mercados podemos indicar que
éstos pueden afectar a mercados locales y/o regionales. Normalmente los centros
de producción alimenticios básicos están muy cerca de las ciudades.
[1]
Xavier Sala Martín. La Ley de la Oferta y la Demanda. https://www.elcato.org/la-ley-de-la-oferta-y-la-demanda
[2] http://www.americatv.com.pe/noticias/actualidad/coen-se-eleva-85-numero-fallecidos-lluvias-y-huaicos-n270342
[3] Fuente:
Causas de la Inflación (Zonaeconomica.com - Federico Anzil - Julio Del 2008) - http://www.zonaeconomica.com/causas-inflacion
[4]
Gonzalo Llosa. El Niño: ¿Qué sugiere la inflación de marzo sobre el fenómeno?
Semana Económica. Abril 2017. http://semanaeconomica.com/factoreconomico/2017/04/07/que-nos-dice-la-inflacion-de-marzo-sobre-el-nino/
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